domingo, 9 de diciembre de 2007

De mañana

Viajero del monte, andaba tranquilo, mirando el amplio paisaje. La blanca nieve y la húmeda lluvia, tapaban la senda pedregosa que recorría los inmensos campos. Solitario y pensativo, peregrino de la vida, admiraba la compañía de los mansos corderos que siempre estaban a su paso.
Luego de un rato, el sol radiante asomaba en la tarde y un colorido arco iris cruzaba los cielos. Rápidamente la claridad imponía con su presencia, y la verde hierba relucía junto a las rojizas manzanas que parecían caer de los árboles. Cada tanto se rompía ese silencio sepulcral, y una veloz locomotora azul, anunciaba al pueblo, su llegada inminente.

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