sábado, 9 de febrero de 2008

El pasillo me trae aquí

Habitación oscura de paredes cansadas.
Luces que tiemblan sin dar explicación.
Un manantial quizá demasiado lejos.
Vidas inmóviles, ubicadas sin armonía,
propias de algún suceso,
que seguramente
alegró al amo de aquella vivienda.
Una ventana, en donde la luz del día interrumpe,
y un poco más arriba, una vieja persiana que ya no resguarda.

La noche, convierte en cama a un sofá,
y allí reposan las dos almas.
Cuando las luz se apaga y la samba casi no acompaña
en un acto de amor, el placer toca fondo,
y ellos, finalmente duermen.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sos muy linda, sabias eso?

tatuatelo

dijo...

es muy hermoso lo que escribís, leerte un placer.