La vi justo cuando de su sonrisa brotó la tristeza.
La vi cuando en el doblez de su rostro surgía un espontáneo guiño de simpatía.
Los vi cansados y desorientados. Ese brillo en los ojos que se ve a diario en las calles.
Te imaginé en ese mismo momento, en busca de respuestas a tu interminable lista de preguntas.
Me acordé del gesto que me amargó por completo aquel domingo. Había sido tan nítido que si hubiera tomado una fotografía a tiempo; probablemente la hubiese llevado a una sesión de terapia.
Una canción me ubica exactamente donde quiero estar.
30 segundos de vida.
algunas vidas
Todas confluyen en mi concupiscencia
miércoles, 22 de abril de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario