Habita en ese hombre un ser misterioso.
Un rostro incapaz de articular sentimientos.
La burla urgente enfunda sus deseos.
Jamás lo oí llorar, ni siquiera suspirar.
Preguntas que nadie me puede responder,
historias supuestas e interminables.
Confusión interna, indignación.
Aquel extravío le ha durado toda la vida
y hoy me provoca desprecio.
Este desencuentro es la razón de mis tristezas.
Tengo la ilusión de conocerte algún día
pero también tengo miedo de que nunca suceda.
jueves, 1 de abril de 2010
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