domingo, 9 de diciembre de 2007

INCETIDUMBRE ADOLESCENTE

Cargaba ella con dos cuestiones.
Su manera de pensar y su manera de sentir.
Varios meses habían pasado y seguía lidiando
con un corazón que gritaba pasiones
y una mente rígida que no hacía más que recordarle
aquellas formalidades intrínsecas a las cuales
minuto a minuto y muy decidida quería renunciar.

Su doctora se lo había anticipado,
y él, en varias ocasiones ya lo había notado
librando algún comentario inoportuno que la había hecho meditar.

¿Quién sería capaz de soportar un vida doble?
"Todo no se puede".
Una chica de allá con características de acá.
A medias, resulta casi imposible.
La libertad absoluta, con consecuencias inimaginables;
o el "juego de la vida", aquel predecible camino donde
vas estableciendo las bases que todos ya conocemos, dónde no hay lugar para la pregunta, y el capitalismo es el premio y la motivación.

Pasaron cinco minutos, o diez.
Quien sabe.
Me voy rápido.
Tengo que terminar mis tareas
luego ser libre.
Esa, mi vida, es la que hoy llevo en mí.
Oprime en mi corazón
la angustia de no saber elegir.
Creo que debo seguir experimentando
mi adolscencia es crítica
la adultez mira de reojo.

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