domingo, 28 de septiembre de 2008

DIFÍCIL

Desconozco aquel límite incierto y oscuro
que llama en nuestro interior
y con sagacidad nos incita a deshacernos del otro.
Mientras me opongo por tal violenta actuación
y pensando en el desgarro ajeno
me consumo lentamente y una muerte eterna se acomoda
para vagar en mi pecho.
Una carga de afecto acoplándose a mi conciencia,
ambas procuran imputarme por una supuesta falta de entrega.
Creo estar segura de que todo lo di pero el duelo lo hace confuso.
Sé que es un precio inevitable a pagar por el desapego que yo decidí afrontar.
Sin embargo, sería para mí un alivio,
evitar este ruidoso momento en cada instancia de la vida.

No es fácil entender que se apaga una luz.
Menos aún, tener la inciativa de soplar aquella llamita
que sin fuerzas late, pero que definitivamente se está muriendo.

No hay comentarios: