Sin saber adonde mirar, busco.
Sin saber a quién pedir, ruego.
Desde lo bajo y hondo,
suplicando que allá arriba
oigan mis penas y se las lleven.
Tengo la mirada fija en algún punto del cielo.
siento tristeza en cada rincón del alma
y mis lágrimas se desmoronan,
abatidas, demolidas.
Me invade la sensación de estar naufragando hace meses
Y el asedio de querer romper esta desdicha y no poder.
Deseo,
que los árboles agiten intensamente sus hojas
que el furor del mar resuene sobre el cielo
y que allá en lo alto
alguien abrigue mi desconsuelo.
jueves, 24 de diciembre de 2009
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