sábado, 29 de septiembre de 2007

El Parque Rivadavia se ve triste

El sol casi escondido y una tarde que se iba.
Los días habían pasado,
casi los quince suficientes para
animarse a marcar una hoja en la historia.
Un colectivo, y unos pasos hasta el parque;
luego de unas horas en el profesorado,
guardapolvo puesto, apuntes, mochila...
Caminar mirando a un punto fijo,
como si nada te importara,
evitando demostrar la torpe inseguridad
y los nervios.
La hora exacta, el lugar acordado
y la espera.
A unos metros te vi por primera vez en mi vida,
estoy casi segura que tus palpitaciones eran aun
más preocupantes que las mías.
De todas formas las risas enmascaran situaciones extremas,
que pasan totalmente desapercibidas.
Y ante el primer silencio.... una frase sin sentido.
Todos sabemos, que con una persona extraña,
se siente claramente la incomodidad de la pausa.
Aunque luego el tiempo y la confianza nos hacen disfrutar los silencios más ..........................., de los que queremos aferrarnos para toda la eternidad.

El parque inmenso nos ofreció el lugar perfecto para sentarnos.
La conexión apenas funcionaba. El diálogo sin fin entre los dos, nos mareaba por completo. Casi no pudimos contemplar lo que cada mirada decía en el otro.
Pero com en toda historia, alguien seguramente ha de tener la inciativa. Vino el beso que puso fin a la introducción de este relato.
A partir de ahí nuestras vidas decidieron personificar y hacerse cargo del papel más importante.
Mentiría si digo que conocíamos algún tipo de libreto sobre esto, el parque era solo el escenario de esta improvisación encantadora.

Cuántos ensayos en el parque llegaron después de aquel día.
Al poco tiempo, nuestra primer tristeza; y una guitarra calmó todo y venció nuestro temor profundo, a perdernos el uno del otro.
Días de calor, acostados, disfrutando silencios.
Noches estrelladas abrazándonos para no tener frío; y otras, funestas y afligidas, en un rincón, poniendo a prueba una vez más, nuestro amor.

Este amor costó mucho y deseó con todas las fuerzas.
Pero no alcanzó para aguantar la agonía y lentamente aunque la magia seguía atrayéndonos, todo se fue extinguiendo dejando lágrimas en cada canción.

En algunas historias...los finales nos dejan la gran incógnita para que imaginemos lo que sucedió más adelante, algo maravilloso para que el ser humano proyecte, sus fantasías más ilusionistas...
Sin embargo, en algunas otras, los autores están totalmente dispuestos a seguir con la trama y se animan a contarte el devenir de sus seres simbólicos, y que cobraron vida tan solo un instante más.....
Esta historia sigue adentro de mi alma y jamás terminó de escribirse, el parque sigue en su lugar y últimamente paso muy seguido frente a él. El encuentro entre los protagonistas es a través de una conexión que ellos hacen con la imaginación.
Ya nadie improvisa, porque eligieron recrear otros personajes y buscar un libreto que los sustente y los haga sentir un poco más seguros.
La escena final muestra una tarde que se va, y el banco de un parque que invita a crear millones de historias cautivantes.



martes 7 de agosto de 2007

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